lunes, 3 de mayo de 2010

La Educomunicación

La recepción crítica de los mensajes creados por los medios de comunicación junto a la producción de estos mensajes criticamente son dos afirmaciones con las que cualquier miembro de la comunidad educadora estaría de acuerdo. Estamos cansados de escuchar como los propios medios de comunicación, Asociaciones de Madres y Padres e incluso del profesorado han creado la alarma de lo diabólico de la televisión y recientemente de internet. Pero nunca se ha escuchado que estos mismo colectivos, tan preocupados por los y las jóvenes  hayan propuesto una alternativa a esta problemática exceptuando la restricción de las horas de relación con dichos medios. Son los propios medios los que dan cabida a estas opiniones sin que se escuchen alternativas como por ejemplo la educomunicación. 

Pero ¿por qué estas dos afirmaciones que nadie negaría como parte de la educación de sus hijos o hijas queda en un espejismo teórico y no se pone en práctica de forma más generalizada?.  A mi parecer, como en cualquier fenómenos social, la realidad poliédrica hace que nos enfrentemos con distintas realidades que hacen que este proyecto participativo no tenga una mayor repercusión. Por un lado, nos encontraríamos con los propios estudiosos de la educomunicación y por otro, las instituciones públicas y empresas privadas.La propuesta de la educomunicación a pesar de llevar más de treinta años en marcha sigue siendo revolucionaria en sus planteamientos, siendo una de las razones por la que la enseñanza formal no dispone de un espacio para ella por tanto ¿por qué insistir en esta institución como responsable de su divulgación?. No se puede negar que tanto la influencia como los fondos que pueden aportar a la causa son enormes, pero también se puede caer en el institucionalismo que Jordi Torrent y Roberto Aparici denuncian de la educomunicación actual. El modelo participativo, es incompatible con la forma de concebir la escuela por lo que  no parece que actualmente sea el mejor espacio  para transmitir  dichos conocimientos. 

Lo mismo ocurre con los intentos de estandarizar los parámetros de las personas capacitadas para trasmitir esos conocimientos. No hace falta tener una competencias pedagógicas, y no  se niegan  su utilidad, como una sensibilidad crítica, al igual que no se puede afirmar que la sociedad debe de ser alfabetizado tecnológicamente ya que existen nichos de población que han aprendido dichas competencias. Una simple actividad como  la compra de varios periódicos y análisis de sus portadas puede ser un ejercicio que  puede realizarse con cualquier grupo de chavales que se reuna los fines de semana en cualquier asociación. Una vez adquirida la competencia crítica  se puede pasar al medio en el que se pone al servicio de la sociedad por los diferentes medios siendo posiblemente el más útil las nuevas tecnologías por las opciones que aportan sin olvidar que no todo el mundo tiene el mismo acceso a éstas atendiendo a variables como el género, la raza o la clase entre otras. En cuanto a las instituciones públicas y privadas, parece lógico su falta de colaboracion en la expasión de la educomunicación ya que ésta pone en peligro el statu quo, ya que no olvidemos que el objetivo de la educomunicación es crear sujetos críticos ante los mensajes que los medios construyen.

A pesar de estas críticas y otras muchas que aun pueden hacerse, la educomunicación es una forma de abordar temas invisibilizdos, sobre todo por lo medios oficiales. A mi parecer la educomunicación es un ejercicio que se realiza  en muchas ocasiones en espacios informales en España, el problema es que no se conocen por canales distributivos de gran audencia. Pero a pesar de ello existen no sólo para visibilizar sino para reivindicar la práctica educomunicativa de los medios. La visibilización no se consigue exclusivamente por medio de la entrada en la educación formal, la educomunicación desborda este espacio a otros como la web 2.0 pudiendo ser esta la nueva plataforma para su divulgación. Este soporte puede ser un espacio donde se pueda llegar a su mayor divulgación. Por último me gustaría destacar que aunque la eduacción formal puede ser un buen espacio para divulgar la educomunicación se nos olvida que la adquisición de estos conocimientos no pueden ser exclusivos para los jóvenes de una sociedad sino para el conjunto de ésta por lo  que habrá que crear otros espacios para que personas mayores o de culquier edad puedan adquirir estos conocimientos para conseguir no sólo una mayor participación crítica sino  una sociedad más democrática.